Podemos comunicarnos con nuestros amigos animales fallecidos puesto que su energía no desaparece.
Además de ser una gran experiencia, suele aliviar a los humanos que los acompañaron.
Al haber compartido su experiencia de vida con nosotros, nos llegaron a conocer tanto o mejor que muchas personas a nuestro alrededor y nos siguen amando y apoyando después de dejar su cuerpo.
Recibir sus mensajes cuando ya no están físicamente nos alienta a asumir más sanamente su partida y nos ayuda a continuar el camino de la vida con su presencia energética en lugar de su presencia física.